martes, 27 de abril de 2010

Sé que están allí, nos veremos.

He estado mucho tiempo entre esta multitud de hombres y mujeres, pocos respetan el hecho de que estoy acá. Me pisotean y tratan de pegar mis heridas con una cinta adhesiva con poco pegamento, siento que esto ya es mucho. Duele la forma en que me observan o tratan de no hacerlo, pero que poco inteligentes son, no saben que si estamos bien yo puedo quererlos y conversar con ellos…
los ruidos de la ciudad, televisores por parlantes enormes, avisando la explosión económica; vehículos motorizados haciendo mucho mas ruido que la propia tv, echando humo por su gran ano; pequeños que gritan buscando a sus madres, aquellas mujeres estando en las esquinas esperando a un nuevo cliente; hombres metiéndose mangueras de alcohol por su extraño orificio llamado boca.
Es incluso más complicado entender porqué se hizo un cuerpo humano, que todas estas cosas banales…nos destruyen por todos lados….

El silencio se hace eterno, ya nadie queda, se ha posado una paloma en mí, creo que me voy, no vale la pena tratar de intentar que me miren, lloro por ellos, doy un paso al vació y dejo al universo devastado ya sin ninguna fe en él.
Sabía desde hace mucho tiempo que no valió la pena crear a los hombres, un error puede cometerlo cualquiera, incluso Dios.

María.O
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Estoy tratando de escribir más seguido, me hace bien y mi alma respira tranquila, espero algun día escribir algo más largo. Estar con algunos problemas (peequeños) me ayuda a inspirarme, sí, los artistas somos unos depresivos....pero nos sirve..
Un saludo a las personas que quedan, aquellas que aun creen en las palabras de un buen libro. Que esto no se les acabe nunca, el arte no es tan poco valorado como dicen en muchas partes...¡a crear mundo se ha dicho!

domingo, 25 de abril de 2010

Desahogándose (al igual que yo)

Soy el único que te lo dirá, eres triste, tienes pena por tu vida, tu miserable vida. Sé que quieres llorar a cada minuto, pero ¿sabías qué?, en unos años más, extrañarás este presente, soñarás con ser mas joven y haber querido ser más optimista.
También sabias que las lágrimas caen al mar, el mar es enorme, mucha gente ya ha llorado, ¿por qué no cambiar?, formemos pasto, árboles, tierra, flores; de esto se hacen las risas.
Te lo digo porque te quiero, pero ya me cansaste, tu vida no es mala, es incluso mejor que la de muchos, que de ellos se ha hecho el mar.
Tu filosofía de vida es tonta, el consumismo se ha apoderado de ti y ya no sabes que hacer, quiero ayudarte, pero no me dejas, has soltado mi mano para seguir tapándote la cara húmeda.
Me cansé de ser el único que te lo diga, estoy harto del mundo egoísta, ¿acaso alguien se preocupa de mis problemas?, entonces, es inútil que yo, quiera tomar tus penas y arreglarte la vida. Siento que ya creciste, ya has soltado mi mano, soy culpable de haberte criado en medio de la desgracia. Una madre no habría dejado que te pasara esto, lo siento. Hijo mío, acaba tu vida y ándate ya.

Dios.

sábado, 17 de abril de 2010

Un Santiago en otoño

Hoy camino por las calles atestadas de la gran capital de Chile, veo el rostro de todo transeúnte, claro yo soy una más, quizás haya otra persona mirándome, no tengo la menor idea de aquello, sólo me concentro en mirar y entregar la información a mi cerebro, de que todo lo que veo es real. Nunca ha existido nada tan verdadero como esto y me alegro de vivirlo.
Siempre nos gusta criticar la vida en la ciudad, es irreal dicen los “filósofos” y les creemos.

Pero hoy, mientras ando por entre la multitud; presiento que esto nunca más lo viviré como lo siento ahora. Me detengo en el semáforo, espero la luz verde que me de la señal de avanzar, está todo tan sincronizado que me contento de saberlo, si sigo caminando me atropellarían, y claro, esto ya no podría ser leído.
Estoy con mi bolso colgando de mi hombro, con la otra mano llevo mi maletín de dibujos, luz verde, me dejan pasar, casi choco con alguien; como cuesta adivinar el siguiente movimiento de la persona que está delante de ti, quizás nunca más vayas a toparte con ella, pero no debemos acordarnos de nuestro único momento juntas con un topón de codos.
Sigo andando, mis piernas se mueven maquinalmente y sonrío, que fácil es ser humano, escucho a The Beatles por mis audífonos del celular, pero en un sonido bajo, como si fuera la banda sonora de mi paseo por la cuidad. Tarareo la letra, sigo transitando, me detengo para ver unos libros, las pocas gotas que caen del cielo empapan la cubierta de ellos, el hombre los tapa con un nailon; no tengo plata, de nada me sirve entretenerme en verlos, pregunto el precio, tres lucas, tengo dos, doy las gracias y me doy la vuelta.
Un viento escarchado nos hiela los pulmones, pero nadie lo comenta, me molesta no poder decir que hace frío, mis únicos acompañantes son mi bolso, mi maletín y The Beatles, dudo que compartan lo mismo que yo.

Todo se detiene cuando me llaman por teléfono, contesto, me debo ir, el metro borra todo abismo de lluvia en mis pensamientos.
Barrio Inglés, Coquimbo, Chile



María O.
Pd: hacía mucho que no escribía, después del terremoto he estado con crisis creativa, todo en mí se movio (sin ser cruel al decirlo, tengo mucha pena por toda la gente de mi Chile), y creo que he cambiado mi modo de expresar mis sentimientos. La nueva yo post-terremoto. Espero que en verdad les guste mi cuento y que comenten.
Pd 2: el diseño lo cambie, ¿a que está lindo?