jueves, 11 de noviembre de 2010

Cristina se fue


Y el abrigo está allí, con sus botones negros, con sus pequeños bolsillos que solo cubren un billete de mil pesos. Lo veo desde aquí, colgado en la silla de madera, podría decir que se mimetiza, pero las palabras que quiero impregnar en esto están muy sobreactuadas.
De que me sirve escribir de un objeto que un día de estos me lo robarán en el metro. Estoy tan solo en mi habitación; ya no hay inspiración, algo porque vivir.
Me pregunto que pensará ese abrigo de mí. Oh, no puedo creerlo, sigo pensando en esa prenda.
Desde que Cristina me dejó ya no busco más de que escribir.
-Tus sueños están muy lejos de mí, ya no formo parte de tu mundo-
Sus ojos eran tan fríos como la primera vez que la vi en el paradero. Ella suspiró al darse cuenta que yo no entendía lo que decía.
-No quiero que pienses que tengo la culpa, porque te encanta hacerte el dolido, el pobre chico que no tiene nada que ver-
Sus palabras coloquiales me dispararon en el corazón, si, justo allí donde tu cuerpo demuestra tantas emociones, sentimientos, miedos...
La quedé mirando adolorido, sus cabellos castaños no se movían a causa del viento que corría por mis venas. Nada en ella era ahora atractivo.
-¿De qué escribiré ahora? Mi única y hermosa inspiración eres tú-
Si me preguntan ahora, después de dos meses de lo ocurrido, porque dije eso. No tendría respuesta, sabía que no la amaba, lo había dejado de hacer hace semanas. Pero yo seguía allí, al pie del cañón, queriéndola para mí, solo para mí.
-Has tenido suerte en un libro que escribiste y por eso te crees un escritor famoso, eres un egoísta. Quieres más al personaje que has hecho de mí en aquel librucho que a la persona que está ahora delante de ti. Típico del "artista" frustrado, échame la culpa de que serás un fracasado. Dime lo que quieras, pero yo nunca más volveré a ti cada noche. Te amo, pero tu no a mí. Mi madre tenía razón, nunca me habría convenido estar con un poeta, o como quieras llamarte.-
El párrafo que acababa de soltarme era hermoso, lo quise recordar ahora. Sé que en ese instante la miré sorprendido; nunca me había fijado en esa actitud que tenía, esos labios hirientes, esa furia de carne, de alma.

Y aunque quiera seguir recordando que pasó ese día, no puedo hacerlo. Me quedé con lo último que dijo, esa palabra...un poeta, un artista frustrado. Ella tenía tanta razón, me pregunto porque se demoró tanto en soltarme eso, quizás si me amaba y yo nunca me di cuenta.
No la he vuelto a ver....mi inspiración se va por la tinta de un lápiz pasta que ya acaba...
Y yo sigo acá, colgado en la silla marrón, con mis botones negros, mis pequeños bolsillos solo tienen espacio para aquel artista tirado en la cama, y desaparece allí, junto al billete de mil pesos.

María Oyaneder


____________________________________________________________________

Cuando se está triste cuesta tanto salir de la pena. Sólo quiero ser feliz, cuesta eso, porque las personas para poder serlo, deben tener dinero, estudios, un buen trabajo, una pareja...algún perro que te ladre, que se yo. Si fuera tan fácil vivir, me encantaría ser un animal sin sentido común, como me gustaría serlo.

Ya salgo de 4to medio, viene toda una vida por delante. Como dice Felipe a Mafalda: lo lindo de un nuevo año esque es como un block, donde puedes escribir lo que desees....