domingo, 16 de enero de 2011

Una señal


Apretó la perilla y una explosión impregnó el cielo, cayeron gotas de sangre en el pavimento.
El ambiente se estaba oscureciendo y quedaban solo atisbos de lo que había sido aquel día de primavera. La gente de a poco salía de sus escondites para aprovechar lo refrescante de aquella noche.
Miró por todos los rincones de la villa, en la esquina la vecina del perro enano, salía al pan.

Un niño sacó su pelota y fue a buscar a sus amigos para la pichanga de la noche.
Él seguía parado frente a la pared empolvada.

No sabía que hacer ahora, si salir corriendo para que no vieran lo que había echo o quedarse un buen tiempo esperando a que todo el mundo desapareciera, pero aquella joven justo en ese momento salía de su casa. Tenía los ojos oscuros y el cabello negro y liso, el viento lo movía sin querer.

Tantos días espiándola, no se equivocaba, siempre emprendía el viaje a ver a su actual novio a las 8 de la noche. Observó el reloj, marcaba las 8 y tres minutos. Y justo a esa hora ella miraba hacía la pandereta de él. Donde estaba ya parado hace media hora.
Él apuntó a su lado y caminó a su casa, ya estaba cerrando la puerta de la reja cuando la ve caminar hacia la pared que había señalado. El joven entró a su casa, se apoyó en la puerta, tal cual como lo hacía cada vez que la veía y ella no a él.
Cerró los ojos y se la imaginó parada frente a la pared, leyendo " Lucía, todo lo que necesito es tu amor".

María Isabel


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Por fin estoy de vuelta, se había ido mi inspiración, aquel presente del que hablé en la anterior entrada ya se fue, pero sinceramente trato de cambiar este nuevo...lo necesito, aunque ahora estoy mucho más creativa y es eso lo único que necesito.