lunes, 20 de diciembre de 2010

Marina

Marina comía cereal en su habitación. Marina tiene un aire a su abuela, cuando se ríe sus ojos sonríen con ella. Marina a pasado por cosas tristes, tiene su corazón hecho trizas. Marina cree que la vida es un regalo, mientras se lleva la cucharada a la boca mira al aparato frente a ella. Marina enciende la televisión, un programa se la lleva lejos de aquí. Marina está al lado del conductor, observa a la cámara que la mira. Marina es llevada al escenario, le pasan un micrófono, es una broma, debe cantar. Marina comienza a emitir sonidos dulces de sus parlantes. Marina es aplaudida. Marina escucha como la abuchean, llora. Marina despierta frente a la TV.
Marina escucha como su abuela se ha despertado en el cuarto de al lado. Marina sonríe, tiene cereales pegados en su rostro. Marina se dirige a la pieza de su familia.
Marina sonríe al igual que su abuela. Marina está frente a la cámara. Marina se come el cereal. Marina tiene ese aire a la abuela tv.

María Oyaneder

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Que raro lo que salio por estar esperando el eclipse.
Estoy feliz, no tengo nada que desear. Quiero este presente, no quiero que cambie.
Sé que cambiará, espero que sea para bien...Claro que será para bien.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Cristina se fue


Y el abrigo está allí, con sus botones negros, con sus pequeños bolsillos que solo cubren un billete de mil pesos. Lo veo desde aquí, colgado en la silla de madera, podría decir que se mimetiza, pero las palabras que quiero impregnar en esto están muy sobreactuadas.
De que me sirve escribir de un objeto que un día de estos me lo robarán en el metro. Estoy tan solo en mi habitación; ya no hay inspiración, algo porque vivir.
Me pregunto que pensará ese abrigo de mí. Oh, no puedo creerlo, sigo pensando en esa prenda.
Desde que Cristina me dejó ya no busco más de que escribir.
-Tus sueños están muy lejos de mí, ya no formo parte de tu mundo-
Sus ojos eran tan fríos como la primera vez que la vi en el paradero. Ella suspiró al darse cuenta que yo no entendía lo que decía.
-No quiero que pienses que tengo la culpa, porque te encanta hacerte el dolido, el pobre chico que no tiene nada que ver-
Sus palabras coloquiales me dispararon en el corazón, si, justo allí donde tu cuerpo demuestra tantas emociones, sentimientos, miedos...
La quedé mirando adolorido, sus cabellos castaños no se movían a causa del viento que corría por mis venas. Nada en ella era ahora atractivo.
-¿De qué escribiré ahora? Mi única y hermosa inspiración eres tú-
Si me preguntan ahora, después de dos meses de lo ocurrido, porque dije eso. No tendría respuesta, sabía que no la amaba, lo había dejado de hacer hace semanas. Pero yo seguía allí, al pie del cañón, queriéndola para mí, solo para mí.
-Has tenido suerte en un libro que escribiste y por eso te crees un escritor famoso, eres un egoísta. Quieres más al personaje que has hecho de mí en aquel librucho que a la persona que está ahora delante de ti. Típico del "artista" frustrado, échame la culpa de que serás un fracasado. Dime lo que quieras, pero yo nunca más volveré a ti cada noche. Te amo, pero tu no a mí. Mi madre tenía razón, nunca me habría convenido estar con un poeta, o como quieras llamarte.-
El párrafo que acababa de soltarme era hermoso, lo quise recordar ahora. Sé que en ese instante la miré sorprendido; nunca me había fijado en esa actitud que tenía, esos labios hirientes, esa furia de carne, de alma.

Y aunque quiera seguir recordando que pasó ese día, no puedo hacerlo. Me quedé con lo último que dijo, esa palabra...un poeta, un artista frustrado. Ella tenía tanta razón, me pregunto porque se demoró tanto en soltarme eso, quizás si me amaba y yo nunca me di cuenta.
No la he vuelto a ver....mi inspiración se va por la tinta de un lápiz pasta que ya acaba...
Y yo sigo acá, colgado en la silla marrón, con mis botones negros, mis pequeños bolsillos solo tienen espacio para aquel artista tirado en la cama, y desaparece allí, junto al billete de mil pesos.

María Oyaneder


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Cuando se está triste cuesta tanto salir de la pena. Sólo quiero ser feliz, cuesta eso, porque las personas para poder serlo, deben tener dinero, estudios, un buen trabajo, una pareja...algún perro que te ladre, que se yo. Si fuera tan fácil vivir, me encantaría ser un animal sin sentido común, como me gustaría serlo.

Ya salgo de 4to medio, viene toda una vida por delante. Como dice Felipe a Mafalda: lo lindo de un nuevo año esque es como un block, donde puedes escribir lo que desees....


lunes, 25 de octubre de 2010

Todo empieza con un licor

Tomé una copa, sabía dulce, tenía un sabor extravagante, raro, armónico. Recordé aquella vez que estando solo en casa eché licor en uno de esos vasos transparentes de mi madre, en ese entonces yo tenía 16 años, un chiquillo. Aprovechando la soledad del hogar de un niño. En ese instante me gustó, pero lo dejé de inmediato; me empecé a marear de a poco, vi que los grandes retratos de los viejos de antaño se movían en una composición con poco sentido.
Ahora, sentado en un asiento duro, apoyado en una barra oscura, de esos bares en que nadie va; reparo que ese licor que me llevo a la boca no es tan diferente como aquel de mis 16 años.
Miro al rededor, hay un extraño resplandor en la poca gente que está allí, conversan entre ellos y más de alguno está tan solo como yo.
No quiero parecer sicótico, pero cada vez que voy a este lugar, el cantinero me mira extraño, la mujer de los cafés es indiferente, y yo que la he observado más de una vez, tratando de mostrarme amistoso, nada resulta. Así es mi vida, de poca gente, extraña, sin hablar, sin palabra que dirigirme. No es que me moleste, incluso es normal, me gusta ser así. Puedo hacer lo que quiera en mi condición, si quisiera me desnudaría en estos momentos y el licor seguiría tan helado como ahora, nada cambiaría, todo seguiría sin molestias, sin pesares.
Luego de mi primera experiencia con la bebida, quise demostrarme todo un hombre; ya había probado el alcohol, todo lo podía hacer. Probé intentando ser punk, luego me vino lo de anarquista, después un hippie, luego todo llegó de la nada y tuve que estudiar en una universidad mediocre, me puse a trabajar como empleado en un gran edificio (siendo sólo un número más), ahora sigo con mi penosa existencia; sin pareja, sin familia que me acogiera, sin un buen amigo que me apañe, sin un perro que me ladre.
Sigo acá, terminé mi copa, me saboree los labios, lentamente queriendo que este momento durara por la eternidad, o si se podía, morir de una vez. Pero sabía, muy en el fondo que mi vida no terminaría así.
Esa noche estando solo en casa, luego de beber ese licor, nunca me di realmente cuenta que aquello no debía tomarlo, debería haber esperado a que mi amigo a los 18 años me ofreciera, si hubiera esperado unos años todo habría sido diferente. ¿De qué me sirve saber eso ahora?
El vaso de esa noche me demostró muchas cosas; que moriría a los 65 años, tendría una vida triste, pero al final todo se arreglaría. Que aquellos retratos de antaño siempre se me aparecerían en mi existencia, tanto como un cantinero, una señorita sirviendo café, unos tantos pelagatos bebiendo licor al igual que yo.

María Oyaneder

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Hacía mucho que no escribía, justo estaba escuchando Sui Generis, siempre me inspira lo que que dicen sus letras. Tomé Confesiones de invierno para hacer este pequeño cuento.
Muchas gracas a las personas que pasan por mi blog, son realmente geniales ^^

martes, 5 de octubre de 2010

Si me quiedo quieta podré recordar


El cielo ha amanecido azulado, celestito, tiene un toque de alegría. Si logras despertarte temprano puedes apreciarlo. Sales a calentarte con los pequeños rayos de sol, es un lindo día de primavera. Se huele en el aire que pronto podrás salir a jugar todos los días y no parar hasta la noche. Es rico salir en la mañana, eso me han dicho.

Hoy quise salir temprano, sin despertar a nadie, pero mi mamá me escuchó desde su pieza. Me llamó despacio, no quiere hacer despertar a papá, estuvo trabajando y debe descansar. Me gusta verlos en su pieza, son los reyes allí. Me habría gustado ser una princesa, o algo parecido, pero para eso puedo salir a jugar.

Mi mamá se levanta y me lleva al baño, yo me quiero levantar para ir a saludar a las flores.

Me hace cariño en la mejilla y me peina con la mano.

Oigo un carro fuera de la casa, salgo corriendo a mirar por la ventana; la vecina va a la feria. Quedo mirando a mamá y luego me voy a mi pieza, le digo que quiero usar ese vestido, ese azulcito que tanto me gusta.

Todo empieza a moverse en mi casa, mi hermano se levantó al igual que yo, pero se puso a jugar con la perrita.

Me viste y salgo de la casa, al antejardín. Tiene un crespón hermoso, lo saludo, me gusta él, en esta época le salen unas flores rosadas. Yo recojo una semilla y la abro, tiene unas pequeñas pelotitas verdes, unos pelitos amarillos. Los dejo a un lado y me siento en la entrada. Que lindo es ver en la mañana varias cosas; pasa la gente y me saluda, mis amigas me miran y me sonríen. Me gustaría que fuera tarde para salir a divertirme, pero sé aprovechar estos momentos, luego, cuando hayan pasado, no lo sé, 10, 15, 20 años, recordaré esto y me alegraré.

Quiero que esto nunca acabe, quiero quedarme aquí por años, saber que no me pasará nada pues estoy detrás de unas rejas, al lado está mi casa, donde está mi mamá que me acoge siempre en sus brazos.

Sale a regar y le digo que me gusta el olor a pasto mojado, me dice que me suba a la entrada, que me puedo mojar. Yo le hago caso, porque no quiero mojarme mi vestido. Tiene unos moños muy lindos y me encanta.

Estoy distraída y no sé si quien me habla es mi mamá o el crespón o la mariposa que se posó en las rosas de más allá.

Cierro los ojos, respiro lentamente y me encuentro frente a la pantalla de mi computador, sonrío con alegría y nostalgia. Pasaron años de ese tiempo y al igual como lo sabía en ese momento, esas memorias siempre estarían aquí, muy dentro de mí.

La mariposa siempre vuelve a saludarme y el crespón se toma un soplido y me avisa que llegó la primavera.

María Oyaneder


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Escuchando Mi papá y mamá de Inti Illimani Histórico, me hizo recordar muy bien este momento de mi niñez. Quise tanto esa época, me encantaría haberme quedado por siempre allí, ahora parece tan lejano.
No quiero que se me olvide ese tiempo. Quiero salir a jugar sin tener que preocuparme de que tengo que estudiar o trabajar, sólo jugar.

Todo eso me ayudó a ser quien soy.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

A la amistad.

Se dejó caer como un saco de papas, como un ladrillo en el mar, como una pluma al viento, como sirviente a servidor, como lágrima en los ojos, como una ausencia a la soledad, como mi cuaderno de cuentos al suelo sucio de una calle oscura, y se perdió para siempre.

No temió en equivocarse, era una de las pocas veces que lo hacía, quiso cometer error tras error. Miró el cielo alejarse, no dijo nada, se quedó callado, estaba en buenas manos.

La quise rescatar con las pocas fuerzas que me quedaban, pero nada valió la pena; ni un canto a la alegría ni una cuerda con poemas.

La veía alejarse, pero no pude hacer nada.

Se fue, ya...ya no está, quiero seguir llorando por siempre, pero siempre es mucho tiempo, me dice en la cabeza. Creo que no se fue del todo, sigue aquí, mirando con aquellos ojos oscuros cada movimiento, cada rasgo de la vida, cada insecto posado por allí. La sigo escuchando, como lentamente respira, la oigo ladrar; lo sé, es en mi corazón…sus ladridos seguirán siendo oídos por cada quién la amó.

Si te llego a sentir, no te vayas, si te llego a ver, eso quiere decir que estamos al otro lado las dos, y todo volverá a ser lo mismo.

María Oyaneder

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Es personal, es triste, emotivo. No podía despedirme así sin más. Los que me conocen saben que pasó. Les dedico este cuento a todas las personas que han tenido que tomar esa difícil decisión, de tener que sacrificar a su mascota. Se lo dedico a la Pelusa, que sigue aquí…y no puedo evitar llorar por esto…ya...ya...basta.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Que sueños, que sueños

Y el tema era el siguiente.
Se estaba promocionando un nuevo artículo en el canal de compras, ya sabrás, eso no lo ve nadie; solo la gente ociosa que no tiene nada que hacer y bueno, eso podría ser entendible.
Un hombre, llamado Roberto de 20 años estaba haciendo zaping con su control remoto y algo lo hizo detenerse en este famoso canal (que no vale la pena mencionar como se llamaba dicho canal).
Sus ojos quedaron muy abiertos, viendo el producto que mostraban.
Quiero que te imagines bien esto que vendían, trata de verlo en tu mente y te darás cuenta de lo fascinado que quedó Roberto al mirarlo por primera vez.
Unos anteojos negros, que parecen muy normales, con marcos delgados, un vidrio transparente; pero algo debía tener para que causara tanta emoción. Encima de los lentes unas letras coloridas decían: ¡¡¡Compre ahora, este maravilloso lente, que lo llevará a ver cosas inimaginables!!!
Luego aparecían personas usando los anteojos, estaban felices, nunca jamás irías a ver a un ser humano más alegre que aquel. Tomaban a sus perros y los besaban.
Los sueños se podían hacer realidad con esos aparatos.
No estaba caro, pensó Roberto, dejando de estudiar en la Universidad podría comprarlo y ser feliz para siempre.
Llamó al número que señalaban en la ventana llamada TV, una señorita de dulce voz le contestó. Él fascinado le declaró que quería uno de esos anteojos, que se lo enviaran de inmediato.
Y no fue el único que calló en ese juego, su vecina de al lado, una chica de 17 años igual lo hizo; nunca se habían dirigido la palabra y tampoco lo harían, su destino era que se miraran esa misma tarde y se enamoraran, pero eso nunca pasó, prefirieron esperar todo un día a que le llegaran esos lentes para ser felices en vez de mirar más allá de sus narices.
Roberto recibió los lentes, estuvo un mes usándolos, podía convertirse en un cineasta, con tanta cosa que imaginaba, los colores venían de la nada, ya se había casado 3 veces, tenía mucho dinero y todos los días comía como un rey.
Pero llegó el día en que los famosos anteojos se le calleron, y plam, se rompieron, ya no quedaba nada de ellos. Buscó rápidamente la garantía, pero nada decía de ella en el papel que le dieron de boleta. Ahora nada le queda, se descubrió viviendo en un callejón, sucio y sin nadie que lo acompañara.
Se dice que trata de recordar esos momentos con sus tres esposas, dándole una rosa blanca a cada mujer que pasa por su lado, pero nadie lo puede mirar directo a los ojos, pues esos anteojos se los robó.



María Oyaneder
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Ayer mientras trataba de quedarme dormida, se me ocurrio un cuento con esos anteojos de la felicidad, no sé, me gustó cuando lo imaginé. Quizás no es lo mejor que haya escrito..en fin.
Estoy esperando una semana Bicentenario muy buena. Después de todo, no todos los días un país cumple 200 años de independencia, no?


miércoles, 1 de septiembre de 2010

La red.






"Julia, mujer de 24 años, de carácter explosivo, de pelo largo y castaño. Su hobby es cantar a la luz de la luna, canciones interpretadas por Mercedes Sosa; se siente atraída por las raíces folclóricas de su país y Latinoamérica. Le encanta pasearse por la ciudad, imaginando que todos son un montón de cachorros de bestias infernales, creía que de pronto el cerro San Cristóbal explotaría y ella se podría llevar a la virgen en un llavero de mano. También ama tomar un té caliente en una tarde de verano, mirar el atardecer desde su habitación y quedarse dormida sobre su cama hasta llegar al otro día.
Odia ver a los niños pasearse por sus techos y creer que son los dueños del mundo. No cree que habrá un futuro muy cotizado.
Cada vez que va al cementerio a ver a su abuela; que murió hace trece años, saca flores de diferentes posadas y las reparte a las personas que se encuentra en la calle.
Toca el piano, pero nunca le ha gustado sentir que sus manos crean melodías, prefiere tener esas mismas canciones en su cabeza y no compartirlas con nadie.
Le gusta ir al campo una vez por año, para no olvidarse de que de allí viene y piensa que ese es el trabajo más hermoso del mundo.
Se toma su tiempo para levantarse todas las mañanas, se lava los dientes uno por uno y no le preocupa escuchar a su despertador cada 5 minutos avisándole que ya es hora de levantarse.
Toma un desayuno grande, una leche de frutilla, jugo de naranja, tostadas con mermelada de mora y un chocolate pequeño, casi diminuto.
Sale de su casa todas las mañanas con el inútil sueño de que pronto llegará nuevamente a ella para poder ver una película, esa que siempre dan en la TV y no se la pierde nunca.
Ve pasar a las micros, le gusta andar en ellas, sentir a cada persona pegada a su cuerpo, todos forman parte de uno.
Saluda a quien quiere en la calle, y le encanta cuando la miran con cara asustada y con enojo, pero existen los desubicados que le sonríen coquetamente. Ella se aleja rápido y al dar la vuelta, coge una piedra y se la tira.
Los días de lluvia los detesta; no le gusta observar los ojos de las personas y
verse reflejada.
Tararea en el metro, canta fuerte y clara, que la observen, la envidia que corroa por sus venas. ¿O no será enojo?, cada cual ve lo que quiere ver."

Mira todo lo que ha escrito, lo lee una y otra vez, se da cuenta que la luz ya se a ido, llueve fuera, y los niños corren por su techo. Maldice por lo bajo, borra muchas cosas de todo lo recién escrito.
Se sale de la página para conocer parejas, no guardó su perfil, incluso lo borró.
Nunca nadie le creería todo lo que ella es, todos sus sueños, al parecer se excedió al describir todas sus características.

Se levanta del asiento, toma un poco de coca-cola, y piensa que es mucho mejor conocer a alguien en la calle, a que la atrape esa magnífica red.



María Oyaneder
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A sido una muy buena semana, y se viene mejor, eso espero.
Acompañada de buena música y una que otra, excelente compañía^^


jueves, 26 de agosto de 2010

Si somos más de uno...


Tomas aire, respiras rápidamente, rompes la inmensa tempestad que está frente a ti. Quieres escapar. Es sumamente difícil querer y poder salir de ella.
Pero te he visto hacerlo, ya muchas veces. ¿Quieres un empujoncito? Te ayudo, sabes que estoy cuando lo necesites, ¿pero de qué me sirve a mí ayudarte?
Mi corazón se ensancha al verte caminar libre por un campo de margaritas, el sol toca fielmente tu piel, sabes que te hace bien; debes regresar al abismo incondicional.
Hacemos una composición con los sonidos de los insectos que entran por las ventadas de los ojos del gran árbol.
Nieve marrón tapa el sol, que ya no es el gran astro; es más bien un poco parecido a una copa del mejor vino.
¿Esperemos un poco más? No lograremos irnos pronto, este es nuestro trabajo, el mejor pagado, en el que nunca descansas.
Trabajo y trabajo cada día, para poder verte sonreír. Eso si es bueno, cuando llego a casa y nos observamos como tontos, mientras nuestras cabezas están en otro lado.
Mis lágrimas rozan las tuyas, las palabras se comen a otras para lograr derramar un libro.
Si pudiéramos tomar aquel libro y llevarlo allá, nadie nos creería. ¿Sabes que allí los árboles tienen pequeñas hojas y la mayoría son con matices verdes?, ¿O que las rocas son duras y llueve en invierno? Lo sé, es muy diferente, pero no te dejes llevar por esos prejuicios, no son tan malos.
Te prometo que para cuando tengamos vacaciones podremos asistir a uno de los grandes conciertos de aquel lugar, en su norte se puede apreciar un inmenso arco iris en la oscuridad. Ese mismo que soñaste hace unos días, ya vez, te amo, y lo hice para ti.
No me mires así, aquí los sueños siempre se hacen realidad.
Sigues allí parado, las flores han dejado de ser amarillas, desde lejos ha venido el color rojo, el azul, el verde, el violeta. Te tomo de la mano para llegar a su encuentro.
Los matices se hacen nada cuando tocan tu cuerpo. Gritas, lloras; sigue haciéndolo, que podremos lograr que hayan truenos en un lugar muy parecido a este; ¿Alguna vez has escuchado de un planeta llamado Tierra?

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¿Por qué sólo existe un Dios?, si fuéramos más exigentes, pretenderíamos que aquel ser omnipotente fueran dos.
Los problemas de la vida cotidiana no se solucionan solo con uno, siempre habrá alguien para apoyar y para que te apoye.

María Isabel Oyaneder
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Debido a que se me ocurrió este escrito, no lo sé.
Me gustaría expresar miles de cosas, pero cuesta tanto. Estos días han sido extraños, como siempre llegan las decepciones, pero como siempre digo, eso ayuda a escribir e inspirarse.
Me gustaría que el tiempo pasara para poder ver muchas cosas resueltas y otras olvidadas.

jueves, 19 de agosto de 2010

En el centro de Santiago.




Te pusiste adelante de esa pintura. Habían cuerdas rojas a su alrededor, como si fuera lo mejor del mundo y de oro, sí de oro puro. No sabías que opinar de ella, nunca habías entendido la idea de el arte contemporáneo. Incluso te costaba interpretar que dicen los cuadros de la época romántica. Qué hablar del impresionismo, sus colores y los rayos del sol no te impresionaban lo bastante.
Todos estos pensamientos llegaban a ti mientras seguías parado allí, sin sentir ni un leve sentimiento de angustia, de felicidad; solo aburrimiento.
Te encontrabas en una enorme sala de arte, estaba muy en boga ir a este lugar. Sabías que todos tus amigos habían ido y comentaban cada detalle, tal cual como una película, formaban historias; había un personaje principal, el antagonista, los secundarios, hasta la mascota se aparecía en sus relatos.
Te interesó ir, pero no es lo que pensabas.
Las personas siguen paseándose por detrás de ti, observan las pinturas y comentan entre ellas. Ponen cara como si estuvieran pensando. El caballero rubio que está junto a ti, susurra cosas inconexas; ¿qué hace?, ¿trata de interpretar una obra que a él nunca se le ocurrió?
Sabiendo que sólo el artista sabe realmente lo que trató de decir. Más allá hay una mujer, delgada, de pelo largo y rojo, tiene un aire de bohemio, a estado una hora mirando una obra, no ha dicho nada. Quizás ella sepa lo que dice el autor, pero de un momento a otro ella se da vuelta y se marcha del lugar, es extraño.
Sigues delante de la obra, te cuesta describirla en tu cabeza.
La sala sigue iluminada con grandes lámparas blancas, las paredes claras, te hacen parecer un punto negro en medio de ese mundo del arte.
Pasas al otro cuadro, no puedes creerlo, este menos se entiende, sientes rabia por dentro, haber perdido tu tiempo al haber venido acá, fue una estupidez.
Pasas la mano izquierda por tu cabello, te aburriste. La gente sigue pasando por detrás de ti, como tienen vida para seguir allí.
Te das la vuelta, te encuentras con una muchacha de estatura media, de pelo negro y corto, sus ojos marrones claros se toparon con los tuyos.
Primera vez que crees haber visto una verdadera obra de arte, tartamudeas. El autor de ella debió ser un dios.


Luego te das cuenta porqué tus amistades tenían tantas historias que contar, después de haber ido a una muestra de pinturas abstractas en el centro de Santiago.



María Isabel Oyaneder

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Empezé a escribir el cuento y supe de inmediato el final, es perfecto. Hacía mucho que no me pasaba esto, así que estoy felíz. Esta semana, después de todo a sido muy buena.

Y a las personas que por algún motivo estén tristes, les mando todo mi cariño. =D


Un aviso, mi hermano Javier Oyaneder tiene el don de crear poesía y cuentos, al igual que yo, publica sus cosas en un blog. http://vainillaconcafe.blogspot.com/ Espero que se pasen^^

Eso es todo por hoy.

Que Dios los vendiga y gracias por leerme.


sábado, 14 de agosto de 2010

Como un soñador

Y la dejó, él no la quiso más.
Ella tomó una flor del jardín, era verde, hermoso, con claveles amarillos, rosas rosadas. Una aveja se posaba en una de aquellas y la miraba de lejos, no le gusta ver llorar a una mujer tan hermosa.
El sol pegaba fuerte en el rostro de ella, aunque los colores no siempre estuvieran en esas páginas, ella sabía que los rayos del gran astro eran amarillos. Una vez lo soñó, nunca supo cómo, ya que hasta los sueños son en blanco y negro.
Una melodía se escuchaba de lejos, una canción que hacía mucho que no escuchaba.
Ahora lo recuerda, cuando lo conoció, desde una altura elevada, él la miraba desde lejos, tan lejos que nunca supo de que color eran sus ojos.
Ahora no quiere acordarse de eso, le dan aún más ganas de llorar, pero se sigue escuchando La mitad lejana.
En ese tiempo, él era un joven enamorado de una ideología política, ella sabía que el hombre salía temprano y volvía tarde por la noche por quedarse a hacer murales. Lo había escuchado comentarlo con un amigo.
El muchacho tenía muchos amigos, pocas amigas. Ella estaba segura que él alguna vez la miraría de la misma forma que ella lo hacía. Pero a él poco le importaba. Seguía con sus sueños de artista, usaba un delantal ya tan manchado, que los colores representaban agonía.
La típica agonía de un soñador.
Ella sigue soñando con los colores que nunca tendría y la aveja sigue zumbando cerca de ella.
Ahora ella se pasea por ese jardín, del que nunca saldría. Porque después de todo, cuesta tanto llamar a un hombre de carne y hueso mientras eres su dibujo inconcluso en un cuaderno que ya dejó hace años.

María Oyaneder
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me gustó sumamente el escrito, les juro que tengo el dibujo en mi mente de la mujer que se enamora del dibujante. Creo que lo dibujaré....quizás.
Muchas gracias por leer lo que escribo, eso es lo que se necesita por parte de un creador, que contemplen tu obra.

lunes, 2 de agosto de 2010

Y solo..fue así

Me costó un mundo decir lo que dije, me molestó que me miraras así y tuve miedo de que me golpearas. Después de todo te estaba dejando, ya no quería verte, pero tu no entendías.
No esperé tu respuesta y di la media vuelta, seguí caminando y no me llamaste. Luego de 10 minutos recorriendo el corto trecho que tenía esa cuadra, miré hacia atrás, ya no estabas, ni un adiós. Luego lo pensé mejor, no debería haber dicho eso, un poco más de táctica, pero ya sabías que yo no soy de esos que dice bien lo que piensa, solo tiro las cosas y no pienso mucho. Y me cuesta, te lo recuerdo, soy extraño.
Seguí caminando, la noche estaba llegando, y tu rostro ya no estaba en mi mente, es raro, no recuerdo nada de lo que pasó hace una hora. Me gusta caminar, sentir que es el único logro que jamás he tenido, mis pies se mueven maquinalmente y no me canso.
Las estrellas adornan el cielo azul, se fue hace mucho el sol, nunca me ha gustado la noche. Es tan triste, se termina todo para luego comenzar de nuevo.
Pero esta noche es diferente, esas pequeñitas lucecitas me saludan mientras tarareo una melodía que acabo de inventar. Los gatos despiertan y acompañan a pájaros nocturnos en sus paseos diarios, me saludan y maúllan tratando de seguir mi canción. Les sonrio, esto es nuevo.
Los árboles se han dejado de mecer con el viento y esperan como un largo, un muy largo suspiro. Los acaricio y golpean al cielo con sus grandes brazos hasta que los calmo y dejan de ladrar.
Los planetas ya no son redondos, los veo de cerca, la luna se ha alejado para siempre de nuestra Tierra, y ya no quiere verme más. La despido con un beso y me dice que nunca más la veré, le respondo que ya no la necesito, ya tengo suficiente música como para sólo contemplarla a ella e inspirarme en sus brillantes ojos.
Sigo andando, un amigo mío pasa y me abraza, dice que nunca me ha visto así de contenta. Yo no le digo nada, sólo señalo el cielo, un paisaje completamente distinto del que nunca nadie ha visto.
No quiero que esto se acabe, así que sólo dejo que mis pies me lleven donde sea, danzan en remolinos y me dejo llevar. Las flores ya dejaron de sonreír, ahora ríen con todos y no paramos hasta el amanecer.
Creo que al fin y al cabo, fue una excelente idea dejarte ir, ahora deja ir a mi hogar y tratar de escribir todo lo que me pasó.

María Oyaneder


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Me siento diferente, incluso bien..algunas veces mal, ya me da lo mismo. Me gustó el cuento (si se le puede llamar así), lo irrealidad me encanta y ya no la puedo dejar ir. Me considero afortunada de poder expresarme así,.

No tengo ganas de hacer nada, sólo dedicarme a escuchar buena música, si le diera todo un día a eso, no me bastaría para saciar esta sed de melodías.



lunes, 26 de julio de 2010

Y pensar..que pensar

Nos impresionamos ante la escena que se nos presentaba, corrimos como tal manada que somos. Y queremos aprender a no mirar, a no oír los gritos de súplica.
-Que se yo de lo que pasa- un niño toma la mano de su madre y juega a que él es su marido- soy mucho mejor que tú, mujer ingrata, no me hagas volver a la casa y golpearte- Ella no comprende el significado de eso y le sonríe con ternura.
Seguimos teniendo miedo de lo que ocurrirá, ya no miramos dentro de nosotros para entender que pasa, seguimos caminando tan ciegos como siempre.
Una enorme pantalla lanza alaridos y no queremos levantar la mirada a verla, ella un ser al igual que todos, se postra adelante de tres hombres, ellos pensando que es un juego, la golpean para que a su familia no la maten. Seguimos oyendo esto y no hacemos caso, sabemos que es verdad, creemos que la mujer ya no sobrevivirá y no nos importa, la vida nuestra vale más que la de ella, somos mucho mas valiosos, eso nos dijo nuestra madre, nuestro padre, yo.
-No quiero caminar más, déja de tirarme de la mano- el niño mira con odio a su mamá- Te crees una gran persona, pero no vales nada. Eres igual que todas, padre nunca habría dejado que me llevaras así, eres lo peor que hay en este mundo y te mereces la muerte- Ella por primera vez escucha lo que dice, mira la pantalla y sabe que acompañara a su compañera en ese triste destino. -Te dije que me soltaras, nadie escuchará lo que gritas por que nadie oye más que su propio pensamiento, que al igual que tú, es una incoherencia.-
Y no se escucha su grito, queda tirada en esa calle, la sangre corre por el cemento gris, nadie nunca supo que pasó con ella, y tampoco no importó.
Sería triste pensar que un futuru será así, ¿qué pasó con los autos voladores, las mujeres de plástico, los robots, que tanto nos imaginábamos que sería el futuro?. Te puedo decir que nunca será así, la ciencia ficción para eso la cree, no digas que no te lo dije, esta máquina me está llevando al suicidio y a ti te dará lo mismo, en la tele pasan un comercial de Claro, y ellos mismos estarán muertos cuando ya te enteres de lo sucedido, y adivina qué, no te interesará.
Las teclas se reventarán, y este universo se irá, luego volveremos a la vida de antes, donde lo que más importaba era el amor y la amistad, y tratar de sobrevivir ante un planeta virgen, que pronto violaremos.

________María Oyaneder_____________________________________

Me prometí escribir seguido, pero se hace dificil al no saber como hacerlo, durante algún tiempo quizás se me olvidó la escritura., las letras no parecen ligeras como antes.
Este tiempo es dificil, pero trataré de seguir adelante, con quien me quiera acompañar, y siempre agradezco a los pocos amigos que quedan...que trataré de no defraudar.

martes, 22 de junio de 2010

Y se fue..

Él iba siempre caminando por la misma calle, se topaba con la misma gente, doblaba donde mismo y nada parecía cambiar en su vida. Su sombrero marrón combinaban con su traje del mismo tono, una bufanda adornaba su cuello y se tapaba la boca con ella. Corría un viento cálido, un otoño sin mayores tristezas.

Nunca le gustó que la gente lo mirase, incluso cuando conoció a su mujer, le molestó que ella se le acercara, tocara su hombro, y en fin, lo que siempre ocurre luego.

Pero esta vez sentía algo diferente, seguía sus propios pasos, pareciera que ya el cemento tiene sus huellas marcadas, siente unos ojos mirándolo. Dirige la mirada hacia el suelo, un perro, de los típicos quiltros lo observaba atentamente, la primera palabra fue extraña. No era un guau, era más un hola, un como estás, seguido de un como está la familia, luego de un chao y nos vemos después, te espero en mi casa.

No comprendió nunca eso, hasta el último día de vida, cuando su mujer tomó su mano y ambos dejaron el mundo para siempre. SU VIDA SE FUE COMO ESE PERRO QUE SE ACERCÓ, NO FALTÓ NADA PARA PODER ENTENDER A QUE SE REFERÍA AQUEL ANIMAL.

UN TE QUIERO, UN LO SIENTO, UN GRACIAS, ES ESO LO QUE SIEMPRE NOS DIRÁ EL PERRO DE NUESTRAS VIDAS, QUIZÁS DOBLANDO POR UNA CALLE TE ENCUENTRES CON ÉL, TE SALUDARÁ Y SABRAS QUE TU VIDA HA VALIDO LA PENA, TAL COMO LO PENSÓ AQUEL VIEJO CON SU BUFANDA Y GORRO MARRÓN CUANDO SE ALEJABA DEL MUNDO JUNTO A SU MUJER.

María Oyaneder

Porque siempte escribo cuando tengo pena, eso no lo sé, y tampoco sé porque tengo pena. .....
No entendí ni lo que escribí.

miércoles, 2 de junio de 2010

Porque después de todo, así es la vida

Se pasea por los campos, las playas, las ciudades, las montañas. Se pregunta el porqué de las cosas, nunca nadie le ha respondido. Se le ha pasado por la cabeza tantas veces la idea de matarse, pero siempre hay una razón para no hacerlo. Algún “alguien” llega y estropea sus planes, le habla de su problema y lo solucionan, y vuelve a quedarse solo.

El viento es su mejor amigo, el sol es su padre y la luna es su amante, como verás no tiene grandes expectativas con la sociedad. Nunca ha creído en un gobierno, le estremece la idea de seguir en un trabajo, pagar impuestos, creer en que una persona de terno y corbata puede solucionar sus problemas.

No creas que nunca perteneció a una sociedad, su madre y padre lo criaron en un pueblo, pequeño, muy diminuto para nombrarlo, con solo decir que había una iglesia y eso era todo lo público que existía. Sus padres lo amaron, lo vieron crecer, pero algo veían de malo en él; se paseaba solo por entre las flores, tomaba todos los libros y se los devoraba, y en la noche se dedicaba a cantar y a escribir sus memorias del día. Lo creyeron loco, los pocos niños que habían en el pueblito se las pasaban jugando con sus pequeños autos de carrera, gritaban todo el día, se movían de un lugar a otro y estaban por más de 15 horas despiertos cada día. Extrañados sus padres, hablaron un día con él, le dijeron que cualquier problema que tuviera, confiara en ellos. Él les respondió con una sonrisa, los abrazó y señaló que nada había de malo, que su vida era perfecta como estaba. Ellos más tranquilos, siguieron con su día a día, pasaba el tiempo, y su hijo ya no era un niño, si no, un joven, un hermoso ejemplar de juventud que seguía recorriendo pasajes solitarios, tatareando una canción desconocida.

Seguían pasando los años, los niños del pueblo eran mayores, se iban del lugar con sus parejas y hacían familia. Los padres del joven solitario, extrañados porque su hijo aún no conseguía pareja, un día le preguntaron qué pasaba. Él no dijo nada, los miró extrañado por esa pregunta. Luego sin decir palabra, los abrazó y les dijo que los amaba.

Pasaron años, los árboles seguían creciendo frondosos, el invierno pasaba sin tocar este pueblo y el sol brillaba cada día más.

Un día de aquellos, un hombre llegó al pueblo, vestía elegante, con un maletín en la mano derecha y en la izquierda un pañuelo. Pasó a la iglesia a conversar con el pueblo. Decía que algo impresionante estaba a punto de llegar al pueblo, el gobierno eligió al lugar como monumento nacional y miles de turistas llegarían a veranear. La gente se alegró mucho, la tecnología por fin tocaría la puerta de sus casas y ya nada les faltaría. Si el gobierno toma atención a sus problemas siempre vivirían felices.

El hombre le pasó una hoja al párroco, quien la hizo pasar a cada uno de los habitantes para que entendieran porque pasaba esto y como serían las cosas de ahora en adelante.

Cuando le tocó el turno al joven solitario, leyó con atención cada palabra, la hoja la veía gris y sin brillo, al igual que los ojos del hombre de terno. Miró molesto a la gente, su madre; que ya estaba vieja, le pidió que le explicara de qué se trataba y porque estaba tan molesto. Él la observó, tomó su mano, luego abrazó a la anciana y le dijo que la amaba, lo mismo hizo con su padre.

Esa tarde salió de la capilla; todos terminaban de firmar el pacto con el hombre de negro, recorrió por ultima vez esas calles y escapó con lo puesto, con una canción pegada a sus suelas, un libro sus manos y una historia que contar.


María Oyaneder


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Especialmente me gustó lo que escribí, no puedo decir que es un cuento, pero es bueno.
Sólo necesitaba expresar lo que sentía para dejar de sentirme vacía, si tengo los implementos para crear, porque no hacerlo.

martes, 1 de junio de 2010

Hablando de la vida.

-Hablemos un poco de tu experiencia-

-Lo siento no tengo ganas de hablar-

-Claro, porque tu idea de planetas te está llevando a no entender que el universo es inmenso y tienes miedo de que todo se acabe ya-

-No entiendo tus palabras-

-No quieres entenderme, eres demasiado ingenua-

-No lo soy, tengo tanta cabeza como tú-

-Que malinterpretas las palabras, pequeña-

-Cállate, déjame sola-

-No puedo, y no quiero, es una sensación extraña la que siento contigo-

-Si en realidad te importo, ándate ya-

-No me puedes expulsar de tu cabeza y tu corazón, los tienes muy duros-

-De algún modo te sacaré y no sabré más de ti-

-Te dolerá-

-Lo sé-

-Tus pensamientos te llevan al suicidio-

-También lo sé-

-Eres idiota-

-También lo sé-

-No lo hagas, por favor-

-No me dejas alternativa-

-Eres tan joven, no lo eches a perder todo-

-Lo puedo hacer, tú ya no me sirves, sin tu ayuda ya no soy nada-

Se fue, ya no está, no la busquen, y tampoco a él. No los encontrarán.

Si sales a la calle verás pequeños carteles con sus rostros, impregnados de preguntas ¿Los has visto?, ¿Tienen idea de lo que es perder a una hija?, ¿Se encontrarán alguna vez con ellos?.

Yo respondo todo aquello, una simple prueba de sinceridad diría así:

Claro, si los he visto

Si, las hijas vienen al mundo y se van para dejarte solo.

Yo ya me encontré con ellos, paseando por un pequeño pueblo de Chile, en el sur, tienen una pequeña casa, tratan de ser felices.

María Oyaneder

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Cambie el link de la página, siempre se me olvidaba y no lo podía anotar.

Trataré de seguir escribiendo todos los días.

Ayer empecé a dibujar el boceto del cuadro que quiero hacer de The Beatles, espero que me quede bien.

Quiero demostrarme que puedo hacer las cosas que me gustan sin aplazarlas más.



lunes, 31 de mayo de 2010

Un pensamiento más allá, ¿ luego qué vendrá?



Mi vida siempre se dividido en 2 partes, lo que quiero y lo que no. Lo que debo hacer y lo que no. Las ganas de hacerlo y lo que no.

Tu mirada y la mía. Tu felicidad y tu pena. Las ganas de verte y cuando ya no quiero saber nada de ti.

No hago más que escribir sobre tu vida, a ti no te interesa mucho, ya lo sé. Pero debes aprender a comprender que eres mi inspiración, mis sueños y anhelos. Que de algo me sirvas.

Es extraño quererte y luego odiarte, pero así es la vida, así es mi vida, no trates de cambiarla. Sólo no me mires, sabes que eso lo odio, y muchas veces lo quiero. No tengo más palabras que decirte, pero a decir verdad podría escribir miles de libros con respecto a lo que quiero expresarte.

Entiéndelo, la vida es cruel, pero ten cuidado, la felicidad está a la vuelta de a esquina, y mientras más te vean feliz, te verán como un idiota, te encerrarán en una sala blanca y ya nunca saldrás de allí. No te lo digo para que llores, ni para que sonrías de lo tonto que estoy diciendo.

Cierra tus ojos y te besaré, mañana sé que te extrañaré, no pidas nada a cambio. No te puedo ofrecer nada, canta una triste canción y serás como la gente simple de las calles. Todos ellos no valen nada, pero tú si que vales, yo lo sé. No lo niegues. Tu sonrisa a cambio de dinero me haría millonaria, pero no la quieres compartir con el mundo, yo ya te lo dije, no seas feliz, el mundo no está para eso.

El mundo sólo está para crecer en él y te vuelvas un esclavo de tus sueños. Sueña, que eso no le hace mal a nadie, el sueño no es más que la realidad hecha fantasía. Ahora, que no te pillen volando por allí, recorriendo los cielos azulados, pintando las estrellas de bellos colores, fumigando la ciudad, creyendo en la paz mundial. Ya vendrá alguien celoso de todo eso y te querrá imitar, ¿en serio vale la pena, malgastar tu tiempo así? Nunca la digas a nadie lo que te digo, es un secreto, ya nadie lo sabe.

Hace muchos años, un escritor vino en un sueño hacia mí, y me lo dijo, yo no le hice caso, por eso estoy donde me ves. Volé con él al paraíso, donde sé que tú serías feliz. Volví y ahora te veo, caminando entre la multitud, con tu sonrisa escondida para el primer oportuno que se le ocurra mirarte. No busques entre la gente, te lo pido por favor, me encontrarás observándote, queriéndote y odiándote.

Me miras y sonríes, esa sonrisa me hace contemplar tus ojos que lloran de asombro.


M. Oyaneder

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No vino a nada esta entrada, las palabras llegaban e incluso es incoherente.

No hay nada a trasfondo y no pretendo nada al escribir esto, como siempre, la música me inspira. Claro que se darán cuenta que saqué una canción de uno de mis grupos favoritos y me dí la licencia de incluirlo en este escrito. Me hace tan bien escribir...

domingo, 30 de mayo de 2010

No del todo cierto...(dedicada a mi ídolo P.M)

Busqué mi celular, le conecté los audífonos me los puse en los oídos, elegí la carpeta de P. M....
Escuchaba como lentamente mis pensamientos se llenaban de melodías.
Sentía que esto nunca terminaría, miles de sentimientos pasaban por mi cuerpo, llenandolo de llanto y risa.
Cerré mis ojos, esto me relaja y hace que no piense en el presente...Quiero gritarle a los cuatro vientos como amo esta música, pero ya no toman en serio...
Eso que dicen que sólo es una moda, no lo creo, me apena que la gente tome melodías sin letras, la pase escuchando y que los "artistas" ganen millones de dólares por si trabajo. ¿Qué pasó con el amor al arte?. Eso simplemente no existe...o se acabó.
Pienso en eso con mis ojos cerrados, escuchando a P.M. y sintiendo que los acordes atraviesan las ventanas del auto, la gente en la calle escucha la música y quedan sorprendidas de esta música.
Algunos la cantan, otros no entienden el porqué, pero todas se llenan de música las entrañas.

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Tenía la extraña necesidad de escribir algo relacionado a esto. Es la primera vez que una música me emociona tanto y me llena de varias emociones...No tengo idea si me entenderán, pero espero que les pase esto, es la mejor sensacion.
Y claro, está dedicado a mi gran inspiración, mi mentor, etc, Paul McCartney y no solo a él, a todos los artístas que he amado y sueguiré amando. (Tales como The Beatles, Sui Generis, Fito Páez) que son mi verdadera inspiración y gracias a ellos creo grandes(inmensas) calamidades.

sábado, 15 de mayo de 2010

una historia de quellas que no se entienden...

(Mirase por donde mirase, las nubes cubrían el cielo, ni una gota de oxígeno quedaba ya en el aire, sus ojos se cerraron y comenzaron a soñar.)

""...Las hojas caían de los inmensos caballeros, sus trajes se desprendían de ellos y quedaban vacíos, esperando que las gotas los mojasen durante un largo tiempo..."

Mientras escribía, Elena se sentía inmune a la tristeza, los niños pasaban corriendo por su lado y el sol del atardecer golpeaba sus ojos marrones. Sentía el gran deseo de salir corriendo, pero no podía, estaba esperando su destino, dijeran lo de dijeran, ella creía que para algo había venido al mundo, no solo para ser una escritora frustrada.
El viejo de la esquina sale de su casa y la queda mirando con interés, las mujeres jóvenes siempre tenía ese aire de tristeza que tanto lo había llenado cuando joven. Se acercaría ella, pero el miedo de ser visto como un hombre acosador lo hace retroceder sobre sus pasos, volver a la puerta de su casa, entrar, cerrar, caminar al comedor, y sentarse en su sillón arratonado por polillas, mientras se aleja de aquel tiempo y recuerda su amor de primavera.

"...el miedo de aquellos pasos de lluvia lo hacían moverse inquietamente, los días pasaban y no había rastro de agua, necesitaba alimento, se decía. De pronto una gota lo hizo quedarse quieto y esperar más, pero nada pasó..."

Se sentía ya insegura en ese asiento de madera, nada pasaría, todos los días iba allí y nunca pasaba algo importante.
Coronas de flores llegan a la casa de la esquina, hombres de negro se pasean y mujeres lloran desconsoladas, muchos vehículos han aparecido de la nada. Sacan un ataúd, el viejo ya no duraba más, decían las vecinas tristes en sus casas.
Ella seguía allí, le pareció extraño ver esto, recordaba al anciano, nunca se fijó realmente en él, pero le apenaba que ya no existiera. Los 20 años que estuvo en aquella plaza nunca le sirvieron de mucho, el acto de aquellas personas de negro la hicieron levantarte rápidamente, de pronto descubrió que su destino no estaba allí, ella debía perseguir su vida para que no se fuera como la de aquel viejo.

"...el árbol miró de donde venía la gota de agua, esperaba que fuera el cielo quién le llovía encima, en cambio de eso, había una niña que le regaba sus ramas oscuras. Él la observó, agradecido de aquel gesto, desde ese momento el árbol se enamoró perdidamente de la niña...""

(Abrió los ojos, su respiración se agitó al comprobar que afuera, el mundo se volvía a mover. En aquella plaza una chica se iba rápido con su cuaderno de historias, un carruaje se llevaba el ataúd y un árbol recibía el calor de aquella niña.)


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Siempre la felicidad, tristeza, el viento, la lluvia, el sol, la familia, los amigos, me hacen despertar esta chispa de creación...no se porqué será que escribí algo así, pero me gustó...

María Oyaneder

martes, 27 de abril de 2010

Sé que están allí, nos veremos.

He estado mucho tiempo entre esta multitud de hombres y mujeres, pocos respetan el hecho de que estoy acá. Me pisotean y tratan de pegar mis heridas con una cinta adhesiva con poco pegamento, siento que esto ya es mucho. Duele la forma en que me observan o tratan de no hacerlo, pero que poco inteligentes son, no saben que si estamos bien yo puedo quererlos y conversar con ellos…
los ruidos de la ciudad, televisores por parlantes enormes, avisando la explosión económica; vehículos motorizados haciendo mucho mas ruido que la propia tv, echando humo por su gran ano; pequeños que gritan buscando a sus madres, aquellas mujeres estando en las esquinas esperando a un nuevo cliente; hombres metiéndose mangueras de alcohol por su extraño orificio llamado boca.
Es incluso más complicado entender porqué se hizo un cuerpo humano, que todas estas cosas banales…nos destruyen por todos lados….

El silencio se hace eterno, ya nadie queda, se ha posado una paloma en mí, creo que me voy, no vale la pena tratar de intentar que me miren, lloro por ellos, doy un paso al vació y dejo al universo devastado ya sin ninguna fe en él.
Sabía desde hace mucho tiempo que no valió la pena crear a los hombres, un error puede cometerlo cualquiera, incluso Dios.

María.O
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Estoy tratando de escribir más seguido, me hace bien y mi alma respira tranquila, espero algun día escribir algo más largo. Estar con algunos problemas (peequeños) me ayuda a inspirarme, sí, los artistas somos unos depresivos....pero nos sirve..
Un saludo a las personas que quedan, aquellas que aun creen en las palabras de un buen libro. Que esto no se les acabe nunca, el arte no es tan poco valorado como dicen en muchas partes...¡a crear mundo se ha dicho!

domingo, 25 de abril de 2010

Desahogándose (al igual que yo)

Soy el único que te lo dirá, eres triste, tienes pena por tu vida, tu miserable vida. Sé que quieres llorar a cada minuto, pero ¿sabías qué?, en unos años más, extrañarás este presente, soñarás con ser mas joven y haber querido ser más optimista.
También sabias que las lágrimas caen al mar, el mar es enorme, mucha gente ya ha llorado, ¿por qué no cambiar?, formemos pasto, árboles, tierra, flores; de esto se hacen las risas.
Te lo digo porque te quiero, pero ya me cansaste, tu vida no es mala, es incluso mejor que la de muchos, que de ellos se ha hecho el mar.
Tu filosofía de vida es tonta, el consumismo se ha apoderado de ti y ya no sabes que hacer, quiero ayudarte, pero no me dejas, has soltado mi mano para seguir tapándote la cara húmeda.
Me cansé de ser el único que te lo diga, estoy harto del mundo egoísta, ¿acaso alguien se preocupa de mis problemas?, entonces, es inútil que yo, quiera tomar tus penas y arreglarte la vida. Siento que ya creciste, ya has soltado mi mano, soy culpable de haberte criado en medio de la desgracia. Una madre no habría dejado que te pasara esto, lo siento. Hijo mío, acaba tu vida y ándate ya.

Dios.

sábado, 17 de abril de 2010

Un Santiago en otoño

Hoy camino por las calles atestadas de la gran capital de Chile, veo el rostro de todo transeúnte, claro yo soy una más, quizás haya otra persona mirándome, no tengo la menor idea de aquello, sólo me concentro en mirar y entregar la información a mi cerebro, de que todo lo que veo es real. Nunca ha existido nada tan verdadero como esto y me alegro de vivirlo.
Siempre nos gusta criticar la vida en la ciudad, es irreal dicen los “filósofos” y les creemos.

Pero hoy, mientras ando por entre la multitud; presiento que esto nunca más lo viviré como lo siento ahora. Me detengo en el semáforo, espero la luz verde que me de la señal de avanzar, está todo tan sincronizado que me contento de saberlo, si sigo caminando me atropellarían, y claro, esto ya no podría ser leído.
Estoy con mi bolso colgando de mi hombro, con la otra mano llevo mi maletín de dibujos, luz verde, me dejan pasar, casi choco con alguien; como cuesta adivinar el siguiente movimiento de la persona que está delante de ti, quizás nunca más vayas a toparte con ella, pero no debemos acordarnos de nuestro único momento juntas con un topón de codos.
Sigo andando, mis piernas se mueven maquinalmente y sonrío, que fácil es ser humano, escucho a The Beatles por mis audífonos del celular, pero en un sonido bajo, como si fuera la banda sonora de mi paseo por la cuidad. Tarareo la letra, sigo transitando, me detengo para ver unos libros, las pocas gotas que caen del cielo empapan la cubierta de ellos, el hombre los tapa con un nailon; no tengo plata, de nada me sirve entretenerme en verlos, pregunto el precio, tres lucas, tengo dos, doy las gracias y me doy la vuelta.
Un viento escarchado nos hiela los pulmones, pero nadie lo comenta, me molesta no poder decir que hace frío, mis únicos acompañantes son mi bolso, mi maletín y The Beatles, dudo que compartan lo mismo que yo.

Todo se detiene cuando me llaman por teléfono, contesto, me debo ir, el metro borra todo abismo de lluvia en mis pensamientos.
Barrio Inglés, Coquimbo, Chile



María O.
Pd: hacía mucho que no escribía, después del terremoto he estado con crisis creativa, todo en mí se movio (sin ser cruel al decirlo, tengo mucha pena por toda la gente de mi Chile), y creo que he cambiado mi modo de expresar mis sentimientos. La nueva yo post-terremoto. Espero que en verdad les guste mi cuento y que comenten.
Pd 2: el diseño lo cambie, ¿a que está lindo?